Aquí y ahora

presente

La semana pasada me fui unos días de viaje, hice turismo aunque de una manera relajada. En el transcurso del viaje me llamó la atención ver como muchos de los turistas llevaban un ritmo frenético e iban de aquí para allá corriendo para que no se les escapara el mínimo detalle de la visita.

Qué agobio- pensé. ¿De verdad es necesario llevar ese ritmo cuando se está de vacaciones? ¿Están disfrutando del momento presente? ¿O sólo están preocupados por la próxima foto que se harán con su palo-selfie?

En una de las paradas tuve la suerte de poder ver el cuadro de “La muchacha en la ventana” de Dalí que si recordáis se trata de una muchacha de espaldas asomada a una ventana contemplando el mar. Al mirarlo sentí verdaderamente que estaba disfrutando de ese momento presente. Qué gran regalo poder admirarlo tan de cerca. Transmitía paz y tranquilidad, como si el tiempo se parara en ese momento y no existiera ni pasado ni futuro, sólo presente.

A lo largo de todo el viaje quise mantener esa filosofía “slow”, disfrutando el momento sin prisas.

Una de las conclusiones que saqué fue muchas veces estamos sin estar, presentes físicamente pero totalmente ausentes de pensamiento. Pienso que el presente es un regalo, su propio nombre lo dice, algo que a menudo no aprovechamos pensando en las mil y una cosas que tenemos que hacer a lo largo del día o en aquellas que no nos salen.

Pensaréis que todo este planteamiento es muy bonito pero que lo difícil es llevar a la práctica y tenéis razón. Así que manos a la obra.

¿Qué podemos hacer para vivir en el presente?

  • Meditación o mindfulness (existen montones de manuales y ejercicios e internet para adaptarlos a nuestro día a día).
  • Yoga (puedes apuntarte a unas clases o simplemente buscar información para realizarlo dese casa).
  • Relajación (aprende a relajar aquellas zonas de tu cuerpo que sueles tensar, respira de manera profunda).
  • Ejercicio físico (caminar, correr, ir en bicicleta…).
  • Tareas cotidianas de una manera más consciente (lavo los platos sin pensar en otra cosa que no sea la tarea que estoy haciendo).
  • Relativizar los problemas (si tiene solución no te preocupes encontrarás la manera de hacerlo).

¿Por qué nos beneficia vivir en el presente?

  • Cuando vivimos en el presente sufrimos menos ansiedad y estrés porque no nos preocupamos de lo que ocurrirá en el futuro ni de los posibles problemas.
  • Nos sentimos más centrados en nuestro trabajo y en nuestra vida personal porque de alguna manera no nos estamos preocupando de aquello que no depende de nosotros y/o no podemos controlar.
  • Aceptamos los imprevistos y las dificultades (todo tiene solución).
  • Somos más productivos, puesto que no perdemos tiempo con pensamientos tremendistas que nos desaniman y paralizan.
  • Disfrutamos de las pequeñas cosas que nos hacen felices en lugar de preocuparnos por lo que no tenemos.

Espero que esta reflexión os sirva y podáis aplicarlo a vuestra vida. Os propongo que añadáis el “Carpe Diem” como objetivo diario. Disfrutad del momento y recordad: el presente nos pertenece.

Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.

Michael de Montaigne

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